Editorial: se profundiza la crisis

Enero 9 de 2025

Augusto Galán Sarmiento MD. MPA 
Director Centro de Pensamiento Así Vamos en Salud 
 

El año 2025 se inicia para el sector salud con una decisión ministerial que profundiza la crisis para usuarios y pacientes en su acceso a los servicios de salud. El Gobierno Nacional reafirma el error que ha tenido con el enfoque que le ha dado a su gestión.

Nuestro sistema había logrado la cobertura universal del seguro de salud para los colombianos a finales de la década pasada. Sin embargo, el incremento en la demanda de servicios, producto de ese crecimiento en cobertura, evidenciaba las debilidades de la oferta para satisfacer dicha demanda. Esta última no sólo se había incrementado como consecuencia de la titulación del seguro a los ciudadanos, sino por el establecimiento de un plan de beneficios amplio y generoso, en el cual se han incluido más del 97 por ciento de las tecnologías, procedimientos e intervenciones en salud disponibles en el país. La UPC las financia y los servicios que no se encuentran en esta financiación, están atendidos por el sistema con otros recursos.

Ese desbalance entre la oferta disponible y la demanda solicitada condujo a que el acceso oportuno a la prestación de los servicios no estuviera plenamente satisfecho, lo cual generaba las mayores quejas de usuarios y pacientes. Las discusiones lideradas por el ministerio en esa época se centraban en el establecimiento de un modelo de atención en salud (que no significaba cambiar el sistema) orientado a mejorar la capacidad resolutiva para los ciudadanos cerca de su casa, de su lugar de trabajo o de estudio.  La lógica era clara, el paso siguiente a la cobertura universal era (y es) el acceso oportuno a los servicios de salud que deben ser atendidos con los mismos estándares de calidad, a lo largo y ancho del territorio nacional. Ese es un reto de la oferta de recursos humanos, de infraestructura física, tecnológica y digital, y de recursos financieros.

Así nos encontró la pandemia, que nos trajo grandes enseñanzas en medio de profundos retos, los cuales fueron semejantes para todos los sistemas de salud y de protección social en todos los países. Pero esto merece un editorial aparte.

De manera desafortunada, el enfoque errado de este gobierno se orientó a intervenir las entidades encargadas de la gestión de la demanda, con el propósito de acabar con el aseguramiento en salud. El gobierno se desentendió de los requerimientos de la oferta de servicios, tal vez convencido por su obsesión ideológica, de que al desaparecer las entidades que gestionaban los riesgos de la demanda de servicios, solucionaría los problemas del sistema incluyendo los de la oferta.

Craso error que nos condujo a la profundización de las debilidades de la oferta y a la crisis que hoy vivimos; con un sistema de salud quebrado por pérdidas operacionales acumuladas de más de 12 billones de pesos en los últimos tres años y una pérdida patrimonial de las aseguradoras que supera los 8 billones de pesos. A esto se suma que el gobierno es responsable directo -con muy pobre conocimiento y capacidad- de la gestión de la demanda de salud del 60 por ciento de la población que se encuentra afiliada en 8 aseguradoras intervenidas, lo que además evidencia el problema sistémico que se enfrenta.

La decisión tomada sobre la actualización de la UPC para el 2025 -que en realidad es un decrecimiento de esta prima- con una metodología y unos procedimientos que se desconocen y por los cuales el sector salud solicita, con razón, que se hagan públicos y transparentes para su conocimiento y análisis, no hace otra cosa distinta que profundizar la espiral de deterioro del sistema de salud.

El Gobierno Nacional no tenía la visión de un plan para el avance y el mejor desarrollo del sistema de salud que se dirigiera hacia un objetivo común y consensuado con la debida participación ciudadana; que resaltara los avances adquiridos en el goce efectivo del derecho a la salud y señalara cómo iba a protegerlos sin generar regresividades; que estableciera una transición pertinente sin poner en riesgo a los pacientes; y que tuviera un marco de financiamiento claro y sostenible. Aún hoy no se vislumbra que lo tenga.

Esto no quiere decir que el Gobierno Nacional no sepa qué quiere, aunque lo que quiere no sea lo que el país espera y lo que el sistema de salud necesita. Hace unos meses, desde este espacio dijimos que el negacionismo precipitaba las decisiones arbitrarias y autoritarias; desafortunadamente, los hechos nos están dando la razón.