Editorial: Lo bueno, lo malo y lo feo
Augusto Galán Sarmiento MD. MPA
Director Centro de Pensamiento Así Vamos en Salud
Se cumplieron dos años de mandato del presidente Petro. Durante estos veinticuatro meses ha sido bueno el estímulo a las discusiones sobre las mejoras y cambios que el sistema de salud necesita. Ya venían ocurriendo esos debates, por supuesto, pero profundizar sobre ellos ha permitido focalizar la discusión cada vez más en los aspectos centrales que se consideran los mayores retos y dificultades que tiene la salud de los colombianos.
El énfasis sobre el modelo de atención primaria en salud; sobre la salud rural y la lucha por cerrar la brecha entre el campo y la ciudad; sobre la necesidad de fortalecer la oferta de infraestructura hospitalaria y de centros de salud públicos, son temas necesarios de mejora para lograr un mayor y efectivo acceso de los usuarios y pacientes a los servicios de salud prestados con mayor calidad y oportunidad. Eso ha estado bien.
Lo malo que ha ocurrido durante estos dos últimos años es que el gobierno nacional ha querido hacer los cambios unilateralmente con una especie de “síndrome de adanismo”. Como si nada hubiera avanzado en el sistema de salud durante los últimos 30 años y convencido de que no hay sino una razón y una verdad que son las suyas. Ha existido demasiada ideologización por su parte en las discusiones. El proyecto de ley radicado en febrero de 2023 por la entonces ministra de salud, y rechazado en la comisión 7a del Senado en abril pasado, no estaba pensado en las necesidades de usuarios y pacientes, no atendía mejoras a la calidad, no aseguraba un mayor acceso a la prestación de los servicios, y se limitaba a eliminar la gestión integral de los riesgos en salud al dispersar esas funciones del aseguramiento individual en diversas y proliferantes entidades públicas sin experiencia y sin conocimiento sobre estas materias.
Paralelo a ello, el gobierno nacional ha demostrado incapacidades serias en la visión y en la gestión administrativa del sector, que se han materializado en el errático proceso de modificaciones establecidas en el FOMAG, donde se requería un cambio, pero no el que fue adoptado y hoy mantiene en vilo por sus atenciones en salud a maestros afiliados y a sus familias. También ha habido erráticas decisiones en otros asuntos que atañen al sector, como la declaratoria de emergencia social y ambiental en la Guajira y la destinación de porcentajes de la UPC para acciones que no pueden ser financiadas con esos recursos.
Lo feo durante este período de mandato en el ministerio de salud ha sido la demostración de incapacidad para buscar acuerdos por parte de las autoridades nacionales de salud. No ha habido capacidad de escucha, pero si la ha habido para la intolerancia ante las propuestas contrarias. Desafortunadamente algunos funcionarios del gobierno han apelado a la ofensa y al ataque personal contra sus críticos. Las voces de alerta sobre la crisis financiera creciente del sector, ha sido respondida por el gobierno con la desinformación, el desdén o la indiferencia. Mucho de soberbia se mimetiza entre esos comportamientos.
El resultado final de estos dos primeros años del gobierno Petro nos muestra un retroceso en el sistema de salud y un estado de incertidumbre que afecta a los aseguradores y a los prestadores de servicios de salud, pero también a todos los demás agentes de la cadena de valor del sistema, con especial impacto en los usuarios y pacientes. No se sabe para dónde vamos, o peor, la perspectiva de un eventual colapso del sistema de salud es algo que se generaliza hoy entre todos los agentes que trabajamos en él.
El cierre de camas hospitalarias; el desabastecimiento de medicamentos; el incremento significativo en las PQRS y en las tutelas en salud, entre otros, afectan el acceso oportuno a los servicios para usuarios y pacientes y demuestran la preocupación de estos por las realidades que están viviendo, las cuales no les permiten ver claro el horizonte futuro que tienen. Si el gobierno nacional pensó que su planteamiento de cambio en el sistema de salud mejoraría el acceso y la oportunidad de las atenciones en salud para los ciudadanos, los resultados en estos primeros veinticuatro meses de mandato muestran lo contrario. Ojalá las autoridades nacionales sanitarias tengan una reflexión profunda y una modificación en el rumbo.