Editorial: como el armadillo, ¡no!

Junio 23 de 2023

Director Centro de Pensamiento Así Vamos en Salud

 

Esto dijo el armadillo,

con un pie en la mata ‘e coco,

 “ni me subo ni me bajo

ni me voy de aquí tampoco”

Como este refrán popular, parece que se encuentra la discusión sobre la reforma al sistema de salud: ni avanza, ni retrocede, pero tampoco se archiva. El gobierno insiste en ella con todas las herramientas y “jugaditas” políticas posibles. Lo hace, a pesar de múltiples y mayoritarios planteamientos y consideraciones técnicas y de conveniencia social contrarias a su propuesta que le han sido expresadas, por múltiples y mayoritarios agentes del sistema de salud, pacientes, usuarios, generadores de opinión, dirigentes políticos y sociales, académicos y estudiosos de estos temas, así como por la población en general.

Mientras tanto la operación financiera del sistema de salud se complica cada día más. Este centro de pensamiento presentó hace días su situación a corte del primer trimestre del año 2023. El déficit es creciente por disminución en el recaudo e incremento del gasto, lo que se suma a las deudas atrasadas que el Gobierno tiene de años pasados. Otras organizaciones han hecho públicos sus informes coincidentes y analistas económicos reconocidos han recogido esas preocupaciones en medios de comunicación de amplia circulación. Al menos son 6,5 billones de pesos el faltante y el gobierno nacional plantea una adición presupuestal de 2 billones, cifra a la que disminuyó desde los 3,7 billones que había planteado hace unos dos o tres meses de complemento al presupuesto aprobado el año pasado.

Desde hace años se ha señalado que una cosa es la sostenibilidad del sistema de salud y otra distinta la suficiencia de la UPC la cual se enmarca en un presupuesto anual definido. En esto se halla el meollo de la problemática. La diferencia entonces es que los gobiernos anteriores se esforzaban en ajustar paulatinamente los recursos una vez evidenciaban que las consultas médicas, los procedimientos, las intervenciones, los medicamentos y las demás tecnologías que se atendían costaban más de lo presupuestado. De hecho, el financiamiento de la salud ha mejorado bastante en los últimos 10 años. A pesar de ello, los recursos siempre se han visto rezagados ante la demanda creciente y se ha mantenido un déficit en el sistema de salud que algunos calculan en cifras que oscilan entre uno y tres billones de pesos anuales.

En la situación actual el gobierno nacional concentra su atención en un eventual triunfo político para lograr la aprobación de su ley y no se enfoca en la operación del sistema de aseguramiento en salud que, por el contrario, desea cambiar por un sistema nacional de salud semejante al inglés. Queremos pensar que esa desatención se trata de un descuido alejado de una acción deliberada que produciría una crisis social de alcance incalculable, en la cual no tendría cabida una explicación simplista de señalar como culpable al agente que justamente quiere desaparecer de la institucionalidad del sector la propuesta gubernamental. Mucho menos cuando la advertencia sobre la situación se ha presentado desde el año pasado.

El gobierno nacional no parece atender razones distintas a las suyas. La pregunta que surge entonces es, ¿hasta dónde llega la perseverancia y desde qué punto se inicia la porfía?

Insistimos en lo que ya dijimos, en el sentido de señalar que el Congreso de la República tiene la palabra para destrabar la situación basada en el respeto a la institucionalidad. Estamos convencidos de que las circunstancias reafirman este argumento. El Congreso no puede actuar como en la copla del armadillo que reseñamos al inicio.

Recordemos en este punto el Pacto Nacional por un mejor Sistema de Salud, que ha sido firmado hasta la fecha por alrededor de 100 mil personas quienes han respaldado la propuesta original realizada por más de 60 asociaciones y organizaciones académicas, de usuarios y pacientes, gremios de EPS, clínicas y fundaciones hospitalarias, así como por numerosos exministros y exviceministros de salud y de hacienda.

También recordemos que el Pacto se encuentra sustentado en el propósito de realizar los cambios basados en la evidencia, con el reconocimiento y la protección de los avances adquiridos para los ciudadanos y dentro del marco de unos mínimos constitucionales que transformen un Sistema que protege y regula un derecho fundamental como el de la salud.

Para ello se insiste en la necesidad de realizar un alto en el camino en la discusión del proyecto de ley, establecer una Mesa técnica amplia con participación real y efectiva de los diferentes agentes del sector donde se concerte la evolución del Sistema y el acuerdo se lleve luego al Congreso para hacer los cambios legales que se requieran en verdad.