Editorial: celebrar nada

Marzo 7 de 2025

Augusto Galán Sarmiento MD. MPA 
Director Centro de Pensamiento Así Vamos en Salud 
 

La pregunta recurrente, de conocidos, amigos y familiares, no es otra distinta que el futuro del sistema de salud. La preocupación es permanente y creciente. No se ve su norte claro y los nubarrones en el horizonte son cada vez más oscuros, como hemos evidenciado de diversas formas y en diferentes ocasiones.

Nuevamente la reforma está en la discusión pública, entre múltiples jugueteos políticos. Por supuesto, la política nos permea y está presente, directa o indirectamente, en cada acción o relación que nos afecta como seres humanos; y las decisiones que se relacionen con los temas de salud no sólo son unas entre ellas, sino que sin duda son de las más importantes.

El ministerio de Salud ha tenido muchas dificultades para tramitar la reforma en el Congreso. Su hundimiento en la Comisión Séptima del Senado y todos los traspiés que ha habido en la plenaria de la Cámara, luego de su segunda radicación y de una aprobación a los empujones por las jugaditas políticas del gobierno, en el denominado primer debate, demuestran una señal clara que inclusive una mayoría de los parlamentarios tiene profundas dudas o no está de acuerdo con lo que en ese texto se encuentra propuesto. 

La reapertura del debate a la reforma a la salud en la plenaria de la Cámara de Representantes se dio por la ingenuidad (?) del vicepresidente de esa célula legislativa, ante la firma de la resolución con la cual el ministerio de Salud convoca a la Mesa de Trabajo que fue requerida por la Corte, dentro de las órdenes que impartió en el Auto 007 de 2025. La realidad es que el grueso de las órdenes, las que indican que se debe pagar lo adeudado, no avanzan o lo hacen con microgoteo ante las necesidades de financiación y flujo de caja que padece el sistema.

Los antecedentes de esas mesas técnicas o de trabajo con este gobierno no han sido los mejores. Los funcionarios del ministerio de Salud que asisten a ellas oyen, no escuchan, tampoco atienden y después de ello, encuentran justificaciones para dilatar, evadir y no realizar lo que se necesita sino lo que les parece o desean.

En el momento en que este escrito se realiza, el presidente de la República le remite al presidente de la Cámara un mensaje de urgencia e insistencia. Con ello, la aprobación apresurada del proyecto en segundo debate avanzará y puede ser un triunfo político del gobierno nacional, que no producirá una transformación social beneficiosa a la sociedad.

Este proyecto de ley adolece de varias inconsistencias constitucionales para legislar sobre un sistema que regula y protege un derecho fundamental. Las tenía también con la primera propuesta hundida en el Senado en abril del año pasado y no fueron corregidas en esta. Es que es el mismo. No presenta un plan claro, con objetivos definidos, metas determinadas y recursos necesarios. No hace explícitos los avances adquiridos en el goce efectivo del derecho a la salud que se quieren proteger; menos trata la forma en que los va a proteger para que sus determinaciones no sean regresivas. No tiene una financiación clara y el aval fiscal del ministerio de Hacienda, en la propuesta anterior y en esta, ha sido un faltante mayor. Todavía no tiene una transición clara; además, y muy grave, no ha tenido una participación ciudadana amplia y efectiva en su discusión, que genere incidencia y apropiación de la sociedad civil en la reforma.  

Siendo grave lo anterior para el futuro del proyecto, su trámite nuevamente ha incurrido en vicios; y lo que es aún peor, su contenido no soluciona los retos que enfrenta el sistema de salud y por el contrario los puede profundizar. Será un retroceso semejante al que los maestros enfrentan con ese modelo de salud que es el que quieren implantar con la reforma y sobre el cual ya, hasta el Superintendente de Salud, reconoce sus profundas fallas.

No se entiende esa obcecación por imponer su reforma sin financiación clara, sin atender la evidencia y sin contar con una construcción colectiva que la legitime y la empodere con los diferentes agentes del sistema que no se encuentran identificados con ella. Veremos qué dice el senado de la República.

Mientras tanto, como lo sienten conocidos, amigos y familiares y nos lo manifiestan en esas conversaciones -pero más como lo ratifican múltiples informes- el sistema de salud continúa en su deterioro progresivo sin ninguna solución que permita ver pronto un horizonte de mejora ni de salida de su enredo. Sí; aunque algunos celebren la reforma, el sistema se encuentra como la copla que dice:

 

“Fueron fiesta y alegría,
fuegos, luces, carnaval,
pero al ver la realidad,
todo sigue igual de mal”