Editorial: Busquemos consensos
Augusto Galán Sarmiento MD. MPA
Director Centro de Pensamiento Así Vamos en Salud
Más que debates políticos que incluyan discursos populistas grandilocuentes que pueden satisfacer a algunos en la tribuna, el sector salud, liderado por el ministerio y eventualmente por el Senado, debe lograr los consensos que nos convengan a todos para mejorar el sistema de salud.
La beligerancia política intenta dividir entre quienes quieren la reforma a la salud y quienes no. Una posición de análisis simplista que separa a los ciudadanos entre aquellos que están de acuerdo con el gobierno nacional en esta materia y quienes no lo están. La realidad tiene matices. Desde un principio se ha señalado mayoritariamente que el sistema de salud necesita cambios, ajustes y transformaciones. Pero también se ha indicado que para lograrlos se necesita evolucionar y no pretender revoluciones, ni mucho menos arrasar con los avances que se han alcanzado en las últimas tres décadas.
Uno de los puntos de acuerdo que existen en el diagnóstico sobre los retos y dificultades que enfrenta el sistema tiene que ver con la necesidad de fortalecer la red hospitalaria pública. Sobre ese diagnóstico no hay mucha discusión. En especial en los territorios rurales y rurales dispersos se hace necesario.
Desde Así Vamos en Salud lo señalamos en nuestro documento de política pública denominado “Objetivos, estrategias y acciones. Construyamos nuevos paradigmas en salud y protección social” publicado hace tres años. En él propusimos como objetivo “Garantizar y promover la distribución equitativa de recursos en infraestructura y conectividad en salud a lo largo de todo el territorio nacional, priorizando los territorios rurales y dispersos”.
Señalamos entonces la necesidad de diseñar una política nacional de recursos de infraestructura y conectividad en salud con el propósito de incentivar su redistribución, aumentando la oferta en territorios rurales; además se planteó incrementar la capacidad resolutiva en territorios dispersos por medio de la capacitación técnica y herramientas tecnológicas; implementar un sistema de incentivos para la creación de alianzas público-privadas que fomenten la inversión; fortalecer el sistema de información sobre la oferta y demanda en infraestructura en salud; alinear la capacidad instalada (o en proceso de serlo) con la demanda definida, a partir de perfiles sociodemográficos y epidemiológicos, y conformar una red público-privada con oferta ambulatoria y de especialistas.
Esos planteamientos siguen vigentes y no contradicen las sugerencias que el Banco de la República hizo en un documento titulado “Radiografía de la Oferta de Servicios de Salud en Colombia” que fue publicado en el año 2017. Sus recomendaciones pueden servir de insumos previos para implementar adecuadamente las anteriores. Propone “identificar cuáles son los servicios más demandados y evaluar si se están suministrando oportunamente, teniendo en cuenta su distribución geográfica y la de las IPS”. Presenta la necesidad de “ampliar la cobertura del reporte de los indicadores de calidad suministrado por las IPS, para que, teniendo una muestra significativa del número de prestadores del país, se puedan hacer evaluaciones más completas”. La tercera recomendación que hace es la de fortalecer los servicios de ambulancias para las zonas más apartadas del país, “teniendo en cuenta las características geográficas de la zona o impulsar la creación de prestadores con la capacidad instalada suficiente para brindar los servicios de salud que se requieran con más urgencia, especialmente cuando se trate de contingencias, como un accidente”. Por último, indica la importancia de fortalecer los hospitales regionales o de segundo nivel o nivel de mediana complejidad, para incrementar la capacidad resolutiva en la atención de la salud de las poblaciones que viven en sus áreas de influencia.
Para estos objetivos, estrategias y acciones, se deben tener muy en cuenta otros aspectos que tienen que ver con la oferta y demanda del talento humano, así como la relación entre la eficiencia hospitalaria, la situación financiera de las IPS y la calidad de sus servicios. Nada de los planteado y propuesto requiere una reforma legal del sistema de salud. Necesita voluntad, planeación, estructuración y recursos. Por supuesto, también es muy importante acometer las definiciones que impidan que las instituciones públicas sean capturadas por la mala influencia de la política partidista y electoral.
Para lograr consensos es fundamental la voluntad y el liderazgo. La imposición, que nace de la creencia de tener la verdad revelada, no es buena consejera.