Y el Covid-19 ¿en qué anda?
Director Centro de Pensamiento Así Vamos en Salud
Los años 2020 y 2021 fueron atípicos por la presencia del Covid-19 lo que condujo a una disminución, casi a una desaparición, de esos virus que tradicionalmente se incrementan durante estos picos respiratorios: influenza, rinovirus, sincitial respiratorio, etc. La primera temporada de lluvias fuertes de 2022, acrecentada por el fenómeno de La Niña, trajo consigo un incremento muy significativo de las infecciones de vías respiratorias en Colombia, secundario a gérmenes diferentes al coronavirus SARS-CoV2.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Salud (INS), a la semana veintiuna del presente año se han notificado 2.744.585 casos de infección respiratoria aguda (IRA); un incremento de 62, 26 y 6 por ciento frente a los años 2021, 2020 y 2019 respectivamente. Los servicios hospitalarios se encuentran más congestionados -las UCI pediátricas en especial,-por infecciones respiratorias secundarias a otros virus.
En medio de este panorama, del Covid-19 se han reportado en Colombia 728.725 casos confirmados en esas primeras veintiún semanas epidemiológicas. La mortalidad por Covid-19 ha descendido sustancialmente desde mediados de abril del presente año y se ha mantenido por debajo de treinta fallecimientos semanales a partir de entonces, a pesar de que se han incrementado nuevamente los casos reportados por ese virus desde finales de mayo cuando han pasado de estar por debajo de mil en algunas semanas a algo más de ocho mil en los últimos siete días.
Debemos resaltar que desde hace dos meses se ha disminuido la utilización de pruebas diagnósticas y la vacunación ha caído en forma drástica a menos de 350 mil vacunados en la última semana con bajas coberturas en zonas rurales.
Al análisis hay que incorporar lo que ocurre en el resto del mundo. En el último mes, en Estados Unidos han reportado un promedio semanal de 754 mil casos y 2.400 fallecidos; y en Reino Unido, Francia, España e Italia se han registrado cifras promedio semanales que oscilan entre los 50 a 200 mil casos, y entre 360 a 500 fallecidos. En América Latina, salvo por Brasil que reporta datos semejantes a los países europeos, nuestros vecinos se encuentran en cifras superiores a las colombianas, pero menores a las de las naciones del norte.
De esta manera y como lo señala el INS, la pandemia por Covid-19 se encuentra en zona de seguridad en nuestro país, pero todavía estamos lejos de que se declare su ingreso a la fase de endemia. La entidad plantea que deberán pasar mínimo veinte semanas en las que el virus se comporte como lo ha hecho en las últimas nueve, antes de poder hablar de esa siguiente fase. En otras palabras, nos faltarían al menos tres meses más.
Más allá de estas descripciones y proyecciones lo que debemos resaltar es que el Covid-19 continúa circulando de manera significativa, no se ha controlado como quisiéramos y estas temporadas de lluvias y de fríos severos (exacerbados por La Niña) son aún más proclives para que aumente su presencia junto con otros virus. Ese comportamiento posiblemente será el que mantendrá a mediano y largo plazo.
No obstante, aún es imposible asegurar que una nueva variante no aparezca en alguna región del mundo. Entonces, no debe ser extraña para la ciudadanía la advertencia que ha dado el Ministerio de Salud sobre un eventual quinto pico de la pandemia si no logramos consolidar los niveles de vacunación adecuados para las poblaciones más vulnerables y si las medidas de autocuidado personal y colectivo (tapabocas, lavado de manos y distanciamiento físico) no se incorporan a nuestra cultura ciudadana y se utilizan en las condiciones y los momentos adecuados. Estas pautas han demostrado ser muy pertinentes para ayudar en el control no sólo del Covid-19 sino de la mayoría de las infecciones respiratorias.
Otros aspectos pendientes de estudios suficientes en nuestro país sobre el impacto del Covid-19, tienen que ver con sus secuelas a mediano y largo plazo, o el denominado “Covid largo”; también con su impacto en la evolución y el eventual crecimiento de las enfermedades crónicas tales como la salud mental, el cáncer y las enfermedades cardio cerebrovasculares; y con afectaciones de diferentes dominios en las vidas de las poblaciones socioeconómicamente más vulnerables, que incluya a los migrantes.
En resumen, la Covid-19 sigue presente y debemos continuar alertas, cumplir las metas de vacunación y mantener medidas de cuidado personal y colectivo. A la par de ello, los centros académicos requerimos profundizar en estudios sobre sus distintos impactos para evaluarlos, entender su alcance en nuestro medio y realizar las recomendaciones adecuadas sobre el manejo que se les puede dar.