De corazón, a las mujeres

Septiembre 23 de 2021

Augusto Galán Sarmiento MD.MPA

Director del Centro de Pensamiento Así Vamos en Salud. Exministro de Salud

 

Esta es una corta nota dirigida a ustedes, las mujeres para que la lean y ojalá la difundan. Escrita en la proximidad de una nueva conmemoración del día mundial del corazón, con la esperanza de que atiendan el llamado a que lo cuiden mucho más.

Prevalece la idea que las enfermedades del corazón nos afectan esencialmente a los hombres y muy poco a ustedes, las mujeres, quienes consideran que el cáncer, en especial el ginecológico, es la patología más relevante y que les causa más muertes. Es cierto que el cáncer viene incrementando su frecuencia, como lo mencionamos en un escrito previo desde esta columna, cuando reseñamos que su crecimiento se verá marcado en los próximos 20 años y afectará con mayor dureza a los países de ingresos medios y bajos. Por eso también hay que trabajar aún más para prevenirlo.

Pero los hechos epidemiológicos nos muestran desde hace varios años que la primera causa de mortalidad en las mujeres por enfermedad individual en muchos países, incluyendo a Colombia, es el infarto agudo de miocardio por alteraciones de las arterias coronarias, las del corazón. En 2019, año de la última cifra oficial consolidada y reportada en nuestro país, más de 17 mil mujeres fallecieron por esa causa, lo que representa el 45 por ciento de las personas que murieron entonces por infarto cardíaco. En los últimos dos años la desgraciada pandemia por Covid-19 modificó ese liderazgo de defunciones en hombres y mujeres; pero será transitorio.

La idea de este escrito no es asustarlas. El propósito es concitar su atención con evidencia para que tengan más en cuenta este aspecto de su vida, entre otras razones porque también se ha demostrado que ustedes son más conscientes y responsables con el cuidado de la salud y el bienestar. De esta manera si tienen mejor información toman decisiones con mayor acierto y determinación. Ustedes son cuidadoras por excelencia, está en su naturaleza y por ello viven atentas de sus parejas, sus hijos, sus padres y sus familias, y más aún cuando alguno de ellos enfrenta una condición médica y con mayor tesón si es del corazón. Pero es esencial que en estas materias aumenten su cuidado en sí mismas.

Existen varios factores que predisponen a la enfermedad coronaria tanto a hombres como a mujeres. Si alguno de nuestros padres o hermanos tuvo un infarto cardíaco antes de los 55 a 60 años, esta herencia despierta alertas para cuidarnos más. La tensión arterial alta, la obesidad (¡¡cómo ha crecido!!), la diabetes, el cigarrillo, el exceso de alcohol, la inactividad física (¡cómo ha aumentado!), el colesterol elevado, el estrés mal manejado; todos ellos son factores que incrementan los riesgos para padecer la enfermedad coronaria y para que una de esas arterias se obstruya y ponga en peligro nuestras vidas; o simplemente nos mate, como su primera manifestación.

Pero la forma de presentarse la enfermedad no es igual en hombres que en mujeres y en este aspecto la academia y el sector salud debemos investigar mucho más, en especial sobre la manera como se revela en ustedes. Las estadísticas señalan que es más frecuente en mujeres por encima de los 55 años, pero en menores de esa edad se ha incrementado su aparición y todo indica que su letalidad también. Los estrógenos antes de la menopausia se sugieren cardioprotectores, pero como suplemento posmenopáusico no han evidenciado utilidad. Las fracciones del colesterol (las lipoproteínas que llaman) son distintas en ustedes y los síntomas de dolor al pecho se les mimetizan o no se correlacionan con el electrocardiograma, por lo que se necesita mucha más sagacidad para diagnosticar la enfermedad; tal vez pensamos en otras cosas antes que en ella.

Vale la pena que cada año, desde edad temprana, cuando se vayan a realizar el chequeo ginecológico con la citología, la mamografía y demás, efectúen también el control sobre esos factores de riesgo que mencioné dos párrafos atrás; algunos de ellos se muestran más agresivos en ustedes. Esto servirá para que prevengan la enfermedad coronaria y el infarto cardíaco, pero también otras condiciones crónicas que impiden vivir con bienestar. No tiene que ser con un cardiólogo; un médico familiar o un internista les ayudará muy bien.

Les digo de corazón y por experiencia que puede haber una buena vida después de infartos, pero es mejor hallarse sin enfermedad coronaria. Mujeres, cuídense el corazón por favor; se protegen ustedes y de paso nos influyen a vivir mejor a todos.