Un año para no olvidar
Augusto Galán Sarmiento MD.MPA
Director del Centro de Pensamiento Así vamos en Salud
Confuso y extraño este 2020 que está a punto de finalizar. La globalización del novel coronavirus nos tomó por sorpresa a todos en el mundo, a pesar de que investigadores habían advertido que algo así podía ocurrir. Esta experiencia nos ha demostrado, recordado y enseñado una vez más, aspectos esenciales de nuestra humanidad. Los seres humanos tenemos un destino común y hacemos parte de un entorno mucho más amplio, nacional, planetario y universal. Somos más semejantes a pesar de que algunos se esfuercen en afirmar las diferencias. La incertidumbre es la segunda mayor certeza que tenemos en la vida y no es mucho lo que podamos hacer para evitarla, aunque también es cierto que estamos en capacidad de sobrellevar las adversidades con base a la actitud y a la manera como reaccionemos ante las consecuencias que se presenten de forma inesperada.
De esto último se trata la resiliencia que no es sólo de las personas, sino también de las familias y las comunidades, así como de las organizaciones y las instituciones. Debemos resaltar que hemos sido testigos de una significativa capacidad de resiliencia en todas ellas, a pesar de que la pandemia nos condujo a la necesidad de restringir nuestras libertades individuales por lo que muchos se sintieron vulnerados y a otros tantos los retornó a la precariedad económica y social. Por eso los resultados hasta la fecha son mixtos, grises, con muchos matices.
Hemos sido testigos de avances científicos increíbles desarrollados con una rapidez fantástica. Hoy es un hecho que contamos con vacunas y medicamentos que han visto la luz en menos de un año en contraste con los procesos que conocíamos y que podían tardar seis y siete veces más tiempo. Por supuesto, no todas las preguntas están resueltas y estamos a la expectativa de sus respuestas para proceder con más seguridad, pero se presenta una diferencia muy grande con la pandemia de 1918 que tardó 13 años para identificar el virus y muchos más años para descubrir la vacuna que hoy se utiliza contra la Influenza. Es claro que en el largo aliento la humanidad ha progresado en estas materias, y mucho.
También ha habido una gran movilización de recursos humanos, científicos y financieros para alcanzar estos logros, lo que además nos demuestra que mucho tiene que ver la voluntad de los gobiernos y de los dirigentes, así como el establecimiento de propósitos comunes para alcanzar objetivos que parecen imposibles y para superar injusticias que creen improbables de corregir.
La solidaridad entre los investigadores ha sido muy significativa e importante para avanzar. Ese espíritu de colaboración, de búsqueda de la protección colectiva también se ha visto en otros sectores -en todos en realidad- con mayor énfasis al inicio de la pandemia, cuando el horizonte se veía tan oscuro, la incertidumbre era mayor y no se vislumbraba una luz clara para salir de la crisis. Se encontraba una sociedad nacional e internacional muy dispuestas a trabajar integradas. La academia, las organizaciones sociales, los empresarios, los gobiernos; todos unidos en un espíritu de solidaridad que causaba emoción y estímulo.
Los avances tecnológicos no han sido exclusivos de la medicina. También los hemos visto en la salud, la educación, la industria, los servicios y el comercio. Llegaron para quedarse, como mucho se ha dicho y serán parte importante de esa nueva normalidad que se avecina.
Claro, todo esto se ha visto matizado por dirigentes de grandes potencias mundiales que se embarcaron en la politización de la pandemia y en lo que parece una carrera por demostrar poder político y económico o simplemente ambición personal.
Pero también han pasado los meses y entre el hastío, la necesidad y la expectativa de esa próxima normalidad, parecería que la solidaridad inicial se diluye paso a paso. Este 2020 es un año que nos ha enseñado mucho y por eso nunca lo podemos olvidar. Al contrario, lo debemos recordar siempre, en especial ese tiempo durante el cual la solidaridad se encontraba en todos los escenarios porque se nos hacía más evidente que el bienestar de todos es parte fundamental del bienestar individual.
Desde Así Vamos en Salud les deseamos unas festividades navideñas cuidadas, seguras y saludables en compañía de sus familias, con la confianza en que durante el año 2021 superaremos esta pandemia que nos correspondió vivir y las enseñanzas que nos trajo las sabremos incorporar en la nueva normalidad para que construyamos una sociedad más equitativa y solidaria.