Anualmente, cada 21 de septiembre desde el año 2001, se celebra a nivel mundial el día de la paz con el único objetivo de fortalecer por medio de la sensibilización masiva los ideales de paz de cada país, ideales que no deberían depender de una sola cabeza o de una organización llamada estado, si bien son los garantes o administradores de la misma, la responsabilidad no es unilateral. Cuando se habla de paz, este debería ser un referente individual, que fuera inherente a cada individuo que compone la sociedad.
El estado, por medio de sus fuerzas armadas, procura generar un estado de igualdad y orden en el territorio nacional, pero de nada sirve evaluar su efectividad, cuando hay una sociedad poco empoderada de su integridad y que viola constantemente la del otro.
Al observar las cifras reportadas por medicina legal, alarma pensar que el 14% de los casos reportados, corresponden a procesos de incompatibilidad de género, interpersonal o intrafamiliar, doblando las causas generadas por grupos al margen de la ley, lo que deriva en otros factores causales que pueden estar involucrados y que en su gran mayoría se tocan a fondo solamente en el sector salud, factores llamados determinantes sociales, en los que podríamos encontrar la salud mental, el estrés, la economía, la oportunidad laboral, vivienda, educación, entre muchos otros. Si bien disminuyó la tasa de homicidios en Colombia, de 67,3 por cada 100.000 hab. a 24,3 (Así Vamos en Salud, 2018), la población colombiana aún tiene un gran reto tanto a nivel nación como a nivel personal frente las propuestas de paz y reconciliación que se deben llevar en el país.